Impresionantes mamíferos marinos y aves acuáticas, a medio camino entre la realidad y la leyenda, recorren el agreste litoral de la Patagonia Atlántica y en especial de la Península Valdés y sus aledaños. Viven, se alimentan y se aparean ante los ojos atónitos del visitante en una cadencia que se repite desde hace siglos y marca el ritmo de las épocas y los meses del año.
Son, en realidad, las focas más grandes del mundo y pasan la mayor parte de su vida en alta mar, lejos de la costa. Establecen, sin embargo, colonias en algunas islas del Atlántico meridional, como las Georgias del Sur. Pero si este archipiélago argentine le cae an poco lejos, las podrá ver también en Valdés.
Es en esta misma península -uno de los pocos lugares del mundo- donde van a reproducirse las ballenas afinales del invierno austral. Sus evoluciones constituyen un espectáculo sobrecogedor: catapultadas por una cola poderosa, más de 500 ballenas saltan sobre el océano y se sumergen de nuevo, provocando ruidos estremecedores y remolinos de agua, mostrando durante unos segundos la totalidad de su estampa. Disfrúela entre agosto y noviembre, momento en que penetran de nuevo en alta mar en busca del krill con que alimeniarse.
Es en esta misma península -uno de los pocos lugares del mundo- donde van a reproducirse las ballenas aftnales del invierno austral. Sus evoluciones constituyen un espectáculo sobrecogedor: catapultadas por una cola poderosa, más de 500 ballenas saltan sobre el océano y se sumergen de nuevo, provocando ruidos estremecedores y remolinos de agua, mostrando durante unos segundos la totalidad de su estampa. Disfrútela entre agosto y noviembre, momento en que penetran de nuevo en alta mar en busca del krill con que alimentarse.
También los hallará en Valdés -sobre todo en la reserva de Punta Pirámide -y en Punta Loma, cerca de Puerto Madryn. Los distinguirá de los elefantes marinos porque los lobos usan en su locomoción las cuatro extremidades lo que -a pesar de su aspecto aparentemente torpe- les permite alcanzar grandes velocidades en el agua y porque las hembras emiten unos sonidos característicos para identificar a sus crías.
Enclavada en el golfo de San José, al norte del istmo que une la Península Valdés con el continente, está poblada dejumes, arbustos patagónicos en los que anidan cormoranes biguás, gaviotas cocineras y gaviotines. Es, pues, una valiosísima reserva natural de aves marinas.
Estos simpáticos personajes -aves que transformaron sus alas y dejaron de volar para nadar- no habitan exclusivamente en las zonas polares, aunque con frecuencia los identifiquemos con ellas. Y lo cierto, es que abundan en la costa patagónica, donde hay colonias reproductoras de la especie magallánica en la Estancia San Lorenzo (Península Valdés) y, sobre todo, en Punta Tombo (Chubut) -donde se concentran más de un millón de ejemplares- y en la isla de los Pingüinos, frente a Río Gallegos.
Pesca, deportes náuticos y subacuáticos, en particular en el golfo Nuevo, al que asoma Puerto Madryn; excursiones en barco desde Puerto Pirámide a los lugares de apareamiento de las ballenas, por la pingüinera de Punta Tomboy frente a la Isla de los Pájaros, en el golfo de San José, o a la de los Pingüinos y a la Laguna Azul, en Río Gallegos.
Las deliciosas tortas galesas, en especial las negras, que se elaboran en Puerto Madryn según las recetas que dejaron los colonos que llegaron en la segunda mitad del siglo XIX.
Instrumentos musicales mapuches en Rio Negro, Chubut y Neuquén, tejidos de lana de oveja de los indios pehuenches en esta última provincia, chocolates, dulces defrutas, ciervo y truchas ahumadas, en Bariloche, y artesanía en madera de lenga en Tierra del Fuego.
Por vía aérea y bus a Trelew-Rawson (desde donde podremos dirigirnos a Puerto Madryn y a Río Gallegos).
Puerto Madryn Julio A. Roca 303 - C.C. 65 9120 Puerto Madryn (Chubut Argentina) Tel:72418-71048 Fax:0965-73108